domingo, marzo 14, 2010

EN LA MUERTE DE MIGUEL DELIBES

Creo que lo que la mayoría de la gente ha apreciado siempre en la vida y en la obra de Miguel Delibes ha sido la normalidad. Era uno de los nuestros. Fue un ciudadano que se elevó a la categoría de ilustre por su sencillez, por su comportamiento siempre coherente y por su ausencia de divismo. Su vida de provincia ha sido el espejo donde muchos nos hemos mirado. Él mostró la posibilidad de una existencia intelectual alejado de los focos del poder cultural e hizo de su vida un ejemplo de corrección moral. Las grandes manifestaciones de duelo de estos días son la demostración del amor y del respecto del ciudadano común, que siempre vio en él a uno de los suyos.
Buena caza, maestro.
Francisco Linares

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