Impone ver un árbol así agonizando, muriéndose, comenzando a desaparecer. Porque aunque el árbol se resquebraje, se vuelva de color gris y se deje arrasar por los hongos y los líquenes, a su alrededor la vida continúa. En el suelo, en el tronco, en las ramas. Los pájaros anidan, los insectos se alimentan, las setas se aprovechan de la materia orgánica. Si alguna rama permanece seguirá siendo sombra, descanso, refugio. El agua se acurrucará en sus recovecos. La vida siempre continúa, a pesar de la muerte.
María Sánchez
Tierra de mujeres.
(Pág 137)
Ed. Seix Barral
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